En las últimas décadas, el paradigma empresarial ha evolucionado de valorar exclusivamente factores productivos y económicos a otorgar mayor peso a los intangibles. Según el Global Intangible Financial Tracker de Brand Finance, el 54% del valor de empresas cotizadas radica en intangibles, llegando al 85% en sectores como ocio y tecnología. La reputación corporativa emerge como un intangible crucial, respaldando el valor empresarial y evolucionando con el tiempo.
Este cambio se refleja en el concepto de sostenibilidad, que ha pasado por varias etapas (Sostenibilidad 1.0, 2.0 y 3.0). La Sostenibilidad 3.0 implica convertir el compromiso social y ambiental en valor reconocido por grupos de interés, desde clientes hasta inversores. El propósito sostenible, el camino hacia la sostenibilidad y la reputación son componentes clave de esta transformación.
Enfocándonos en la Sostenibilidad 3.0, es crucial lograr el reconocimiento de grupos de interés para convertir la reputación corporativa en una ventaja competitiva. Esta estrategia no solo diferencia comercialmente a las empresas, sino que también facilita la internacionalización, mejora resultados financieros, atrae talento y estimula la innovación.
La reputación, hoy más que nunca, se construye en la sostenibilidad. Cumplir compromisos, satisfacer expectativas y abordar demandas sostenibles son imperativos en una sociedad que lidera estos valores. Las empresas ya no solo deben ser sostenibles ambiental y económicamente, sino también socialmente, atendiendo a una agenda cada vez más amplia.
La gestión eficaz de intangibles, especialmente la reputación, determina el valor de una empresa. Ejemplos como Tesla, que supera a gigantes automotrices con una menor producción, destacan la importancia de la reputación como recurso intangible clave.
En 2024, invertir en reputación corporativa y ganar reconocimiento de grupos de interés es esencial para generar valor y reforzar la competitividad. Las estrategias empresariales deben alinearse con este enfoque integral para dirigir empresas hacia un equilibrio financiero y una gestión efectiva de intangibles.
Fuente: La República
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