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Sostenibilidad y descarbonización, la nueva ventaja competitiva empresarial en 2025

Según ERM, la tecnología y la tensión política también definirán el camino de las compañías. Preocupa el gobierno de Trump en materia ambiental.

Sostenibilidad empresarial Foto: iStock El 2025 se perfila como un año decisivo para las empresas comprometidas con la sostenibilidad. En un mundo marcado por las crisis climáticas, las transformaciones políticas y la evolución de las regulaciones internacionales, las organizaciones deben adaptarse a un panorama cambiante en el que la sostenibilidad ya no es una opción, sino una necesidad estratégica. Factores como el cambio político en Estados Unidos, el incremento de tensiones comerciales y la aceleración del cambio climático están redefiniendo las prioridades. A pesar de los obstáculos, la transición hacia modelos de negocio sostenibles sigue en marcha, impulsada por regulaciones más estrictas y la creciente demanda de inversores y consumidores. En ese sentido, la consultora ERM presentó los mayores desafíos a los que se enfrentarán las empresas a nivel mundial, durante este 2025. Sin embargo, aunque muchas compañías e inversores siguen viendo la sostenibilidad como un motor comercial clave, enfrentan un entorno cada vez más complejo, con regulaciones en constante evolución y expectativas sociales en ascenso. En este contexto, uno de los mayores retos es el cambio climático y la transición energética. Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando, y las promesas climáticas de los países aún no son suficientes para alcanzar la meta de 1.5°C establecida en el Acuerdo de París.



A pesar del incremento en la inversión en energías renovables, la creciente demanda de energía por parte de los centros de datos y el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial podrían socavar los esfuerzos de descarbonización. De acuerdo con el informe, las empresas deben priorizar la eficiencia energética y optar por fuentes bajas en carbono para compensar el aumento del consumo energético, al mismo tiempo que buscan soluciones innovadoras para reducir su impacto ambiental.

Otro gran desafío es la valoración del capital humano. Según ERM, las iniciativas de diversidad e inclusión han experimentado avances en muchos sectores, pero al mismo tiempo están enfrentando una fuerte reacción en algunos países, especialmente en Estados Unidos, donde la polarización política ha generado incertidumbre sobre el futuro de estos programas. Un ejemplo de ellos es la participación laboral de las mujeres, que había mostrado avances en las últimas décadas, y en este momento comenzó a desacelerarse, y la motivación de los empleados en general está en declive. Esto hace que aquellas empresas que prioricen el bienestar de sus trabajadores puedan beneficiarse con un mejor desempeño financiero y menor rotación de personal. “La necesidad de integrar políticas inclusivas y enfocarse en el desarrollo de los empleados será un aspecto clave para el éxito empresarial en los próximos años”, afirman.


En paralelo, la integración de los criterios ESG en las estrategias empresariales está evolucionando de manera desigual en distintas regiones del mundo. Mientras que en Europa y Asia la regulación en torno a estos criterios se fortalece, en Estados Unidos enfrenta un retroceso debido a la presión política. A nivel global, las acusaciones de "greenwashing" o publicidad engañosa en sostenibilidad están en aumento, lo que obliga a las empresas a ser más transparentes y rigurosas en sus informes de sostenibilidad. La exigencia de datos verificables y objetivos en torno a las acciones ambientales, sociales y de gobernanza será un requisito cada vez más ineludible para las compañías que deseen mantener su reputación y atraer inversiones. Ahora bien, otro de los desafíos que cita ERM tiene que ver con la protección de los ecosistemas naturales que es otro punto crítico en la agenda empresarial. La deforestación global sigue superando los límites sostenibles, poniendo en riesgo la biodiversidad y la estabilidad climática.


Aunque la regulación europea busca frenar la comercialización de productos vinculados a la deforestación, su implementación ha sido pospuesta debido a la oposición de algunos sectores industriales. Las empresas que dependen de recursos naturales deberán tomar medidas más estrictas para garantizar la sostenibilidad de sus cadenas de suministro y evitar impactos negativos en sus operaciones y en su imagen pública”, señalan. Comercio, tecnología y política sostenible

Analizando otros de los desafíos mencionados, la consultora destacó que el rediseño de las cadenas de suministro es otro desafío inminente. Pues las tensiones comerciales y las nuevas regulaciones ambientales están llevando a las empresas a replantear sus estrategias logísticas y de producción. La digitalización, a través de herramientas como los "pasaportes digitales de productos", podría mejorar la transparencia y reducir la huella de carbono en la producción. Sin embargo, la adaptación a estos cambios requerirá inversiones significativas en tecnología y procesos de trazabilidad para garantizar el cumplimiento de las normativas emergentes.


Por otro lado, el uso de la tecnología para la sostenibilidad presenta una paradoja, según indican. Mientras que la inteligencia artificial y otras innovaciones pueden optimizar los procesos y reducir el impacto ambiental, también plantean desafíos energéticos y éticos. El consumo energético de los centros de datos y las infraestructuras tecnológicas está aumentando exponencialmente, lo que podría dificultar la reducción de emisiones globales. Las empresas deben desarrollar estrategias responsables para la implementación de estas tecnologías, garantizando su uso ético y sostenible, así como invirtiendo en fuentes de energía renovable para mitigar su impacto ambiental”, dicen. Así mismo, el rol de la política en la sostenibilidad también tendrá un peso significativo en 2025. Los cambios políticos globales podrían alterar las políticas ambientales y de comercio, afectando directamente las decisiones corporativas. En Estados Unidos, la nueva administración podría modificar regulaciones clave en materia de sostenibilidad, mientras que las disputas comerciales entre potencias como China y la Unión Europea siguen afectando el acceso a materiales esenciales para la transición energética. Las empresas deberán estar atentas a estos cambios y adaptar sus estrategias en función del nuevo panorama regulatorio y geopolítico”, destacan.



A pesar de estos desafíos, las empresas que adopten estrategias sostenibles bien definidas podrán fortalecer su competitividad y generar valor a largo plazo. La transparencia, la innovación y una gestión responsable del capital humano y los recursos naturales serán fundamentales en esta nueva era empresarial.



La clave para superar los retos de la sostenibilidad en 2025, de acuerdo con la consultora, radica en la capacidad de las empresas para anticiparse a los cambios, adaptarse con rapidez y mantener un compromiso real con el desarrollo sostenible. En un mundo en constante transformación, aquellas organizaciones que integren la sostenibilidad como un eje central de su estrategia corporativa estarán mejor posicionadas para afrontar el futuro con éxito. Por esto, las empresas no solo deberán responder a regulaciones más exigentes y expectativas de los consumidores e inversores, sino que también tendrán que encontrar formas innovadoras de generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.


Desde la inversión en energías limpias hasta la mejora en las condiciones laborales y la gestión de los recursos naturales, el desafío es grande, pero también representa una oportunidad para aquellas compañías que sepan liderar con visión y responsabilidad en este nuevo paradigma global. Fuente: PORTAFOLIO https://www.portafolio.co/sostenibilidad/empresas-como-la-descarbonizacion-y-la-sostenibilidad-marcan-el-rumbo-624077


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