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Capitalismo consciente: por qué las empresas sostenibles son más rentables

El fundador de esta corriente de análisis económico sostiene que es una forma de pensar en el crecimiento a futuro.

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Desarrollo sostenible empresarial. Foto: iStock Capitalismo y conciencia en la misma frase, puede ser algo que para muchos suene contradictorio, pero para Thomas Eckschmid, fundador del Capitalismo Consciente en Latinoamérica, es la clave de un modelo empresarial que no solo genera valor social y ambiental, sino que además ofrece mejores resultados financieros. En charla con Portafolio, este experto explicó cómo funciona esta línea de pensamiento y por qué las empresas y las naciones deben apostar más por pensar en el mañana, en el trabajo en equipo y en la generación de oportunidades, que en modelos competitivos en los que la utilidad es el fin a seguir. “Cuando uno arranca un negocio es porque cree que puede hacer algo mejor. Ahí está el propósito, la causa de existir de una organización”, dijo este experto, quien con esta frase abre la puerta a una filosofía que gana terreno en un contexto de incertidumbre, bajo crecimiento y necesidad de repensar las reglas del juego económico.

Los cuatro principios

Eckschmid resume el capitalismo consciente en cuatro pilares, comenzando por el propósito, que no es otra cosa que ese “para qué” que guía a las empresas más allá de la utilidad inmediata. A esto se suma lo que denominó como liderazgo consciente, entendido como el compromiso de cuidar y mejorar el entorno. “El tercero es la interdependencia, el reconocimiento de que ningún negocio crece solo: necesita proveedores, clientes, empleados y hasta la comunidad vecina y finalmente, la cultura responsable, que moldea los comportamientos en favor de esa causa común”, acotó.


Con todo lo anterior, Thomas Excschmid indicó que “con esos cuatro principios generas valor real a la sociedad. El problema es que en el camino muchas empresas se olvidan y terminan obsesionadas solo con la utilidad económica”. Del vecino al planeta

Por otra parte, este analista indicó que el capitalismo consciente también es una respuesta a la nueva naturaleza de la competencia y para explicar mejor su punto, sostiene que antes la pelea era con el vecino; mientras que “hoy la verdadera amenaza viene de cualquier parte del planeta”. “En un mundo globalizado, una decisión de un gobierno lejano que sube aranceles puede afectar de inmediato tu negocio. Por eso no tiene sentido mirar al de al lado como enemigo: el reto viene de mucho más lejos”, explica.


De ahí su insistencia en construir ecosistemas de negocios que integren a empresas, gobiernos, familias y hasta competidores; al tiempo que concluye que “la única manera de enfrentar la incertidumbre es trabajando juntos. Esa es la invitación”.


El gran argumento para convencer a empresarios e inversionistas está en los resultados, ya que recuerda que la visión clásica, la de Milton Friedman en los años sesenta, decía que el único deber de una empresa era generar utilidades para sus accionistas y señala que “eso no está mal, pero está incompleto. Hoy sabemos que hay que generar utilidad económica, sí, pero también social, ambiental y emocional”. Así mismo, el giro no es solo ético, también es financiero y en este punto cita un estudio publicado junto a Harvard en el libro ‘La guía práctica del capitalismo consciente’ donde dice que las compañías que aplican estos principios logran, en un período de 15 a 20 años, resultados siete veces superiores al promedio de la bolsa de valores.


“Cuando cuidas de tu entorno, los empleados responden con más ideas, los proveedores te dan mejores condiciones y los clientes prefieren tu marca. Todo eso es energía económica que se multiplica”, explica. Un modelo para gobiernos

En otro apartado de esta charla con Portafolio, Eckschmid no deja la conversación únicamente en el ámbito corporativo y cree que esta filosofía también puede guiar a los gobiernos. Para ilustrarlo recurre a una metáfora, manifestando que “en un avión, en caso de emergencia, primero te pones la mascarilla tú y luego ayudas al de al lado”. “La enseñanza es clara, antes de buscar protagonismo en el exterior, un país debe garantizar que sus propios ciudadanos estén bien. Defender a otros cuando tienes pueblos vulnerables dentro de tu territorio es irresponsable. Primero hay que fortalecer la casa”, advierte.


El capitalismo consciente no tiene un único sector “natural”, pero Eckschmid reconoce que quienes están más cerca del consumidor son los que primero sienten la presión, resaltando que “el consumidor está cambiando. Empieza a comprar diferente porque sabe que su decisión de compra aporta a un futuro mejor”.


Dicho esto, citó ejemplos de la economía circular, donde las empresas lideran redes para reutilizar materiales en vez de extraer nuevos recursos naturales. También menciona la economía compartida, con modelos como Uber o Rappi, que aprovechan activos ya existentes para generar más valor. “En cada industria hay espacio para aplicar los principios, pero cuanto más cerca del consumo estés, más rápido llega la exigencia”, resume.

Hablarle al inversionista

Frente a ¿cómo convencer al inversionista clásico, aquel que solo piensa en resultados inmediatos?, para Eckschmid, la respuesta está en mostrar que el largo plazo paga más, por lo que recuerda su experiencia en el agro, destacando que “siembras lechugas y en 90 días tienes ingresos, pero siembras aguacates y tardan cinco años en dar fruto. Cuando llegan, cambian tu flujo de ingresos para siempre”. “El mensaje es que el inversionista que solo busca exprimir el presente se priva de las utilidades futuras. El empresario consciente es ambidiestro: usa una mano para el corto plazo y la otra para el largo. Si te quedas solo con una, estás condenado a quedarte sin negocio en el futuro”, sostuvo. Con todo lo anterior, para Thomas Eckschmid, el capitalismo del siglo pasado está agotado y reducido a un solo objetivo, que es la utilidad económica, se quedó corto frente a las demandas actuales de consumidores, inversionistas y comunidades. “El capitalismo consciente, en cambio, ofrece una visión más completa de empresas que generan riqueza, sí, pero también valor social, ambiental y emocional. Y lo más importante, son más rentables y sostenibles en el tiempo”, concluyó.



DANIEL HERNÁNDEZ NARANJO


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