Salud mental y desconexión laboral: los nuevos KPI de la productividad
- Suárez Consultoría

- 9 oct
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Ilustración de Yunjia Yuan para Forbes
Seguir creyendo en 2025 que el rendimiento se mide solo en un output dividido por tiempo es un error estratégico. La salud mental y la desconexión laboral son hoy condiciones de producción que pueden ayudar a predecir la sostenibilidad de los resultados de una organización.
Por décadas, las métricas de productividad se resumieron en horas trabajadas, ventas por empleado o eficiencia operativa. Sin embargo, seguir creyendo en 2025 que el rendimiento se mide solo en un output dividido por tiempo es un error estratégico. Hoy la evidencia desde las Ciencias del Comportamiento demuestra que la salud mental y la desconexión laboral no son sólo beneficios “blandos”, sino condiciones de producción que pueden ayudar a predecir la sostenibilidad de los resultados de una organización. Los datos nos muestran que ignorar lo humano hoy en día puede ser muy costoso.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se pierden más de 12.000 millones de días laborales por depresión y ansiedad, con un costo global de US$1 billón en productividad. En el Reino Unido, los problemas de salud mental representan cerca del 5% del PIB, y el informe State of the Global Workplace 2024 de Gallup registró niveles históricos de estrés y un compromiso gerencial del 27%. Un líder agotado difícilmente inspira equipos comprometidos.
Durante años, muchas organizaciones asumieron que bastaba con cumplir la ley o adoptar políticas generales para garantizar el bienestar. Francia fue pionera con el “Derecho a la Desconexión” en 2016, seguido por otros países, incluido Colombia con la Ley 2191 de 2022. Sin embargo, regular por decreto no garantiza desconexión real. Un caso emblemático lo vivió una automotriz alemana que bloqueó correos fuera del horario laboral y terminó incrementando el estrés de sus empleados, que no podían anticipar su semana sin comunicación con sus líderes. La moraleja es simple: restringir el acceso no desconecta; rediseñar el trabajo sí.
Dos marcos del Comportamiento Organizacional ayudan a explicar por qué. El modelo Job Demands–Resources plantea que cuando las demandas —presión, ambigüedad, exceso de carga— superan los recursos —autonomía, apoyo, claridad—, surge el agotamiento y cae el desempeño. El Effort–Recovery Model, por su parte, demuestra que sin recuperación los sistemas fisiológicos no se restablecen y se deterioran la atención, la creatividad y la capacidad de decisión. En síntesis, no hay productividad sostenible sin descanso. Los equipos que logran desconectar cometen menos errores, innovan más y mantienen un rendimiento superior.
Un ejemplo inspirador fue la iniciativa “RestUp” de LinkedIn, que en 2021 cerró una semana completa para “resetear” el agotamiento de sus colaboradores. El mensaje fue claro: descansar también es trabajar.
Para que el bienestar no se quede en gestos simbólicos sino que se convierta en estrategia, las empresas necesitan nuevos indicadores. Algunos de los más útiles son el Índice de Desconexión Psicológica (IDP), que mide cuántos empleados logran desconectarse mentalmente fuera del horario laboral; la Carga Fuera de Horario (CFOH), que registra la actividad digital fuera de las ventanas laborales; el Workload Equity (WE), que evalúa la equidad de carga entre equipos; el Índice de Recuperación del Sueño (IRS), que mide la calidad del descanso; y el Índice de Micro-pausas Efectivas (IME), que cuantifica la frecuencia de pausas cortas durante la jornada.
Estos indicadores, construidos con datos agregados y encuestas breves, no buscan fiscalizar a las personas, sino optimizar los sistemas de trabajo. La productividad sostenible se apoya en cuatro pilares: flexibilidad, propósito, desarrollo y bienestar. El descanso no es evasión, es estrategia. Un liderazgo coherente con la salud mental rediseña procesos, forma a los mandos medios como reguladores de carga, sincroniza el cumplimiento normativo con la cultura de cuidado y planifica semanas “low-load” en periodos no críticos. La salud mental, entendida como inversión, tiene un retorno medible.
En definitiva, la salud mental y la desconexión laboral no son lujos: son los nuevos KPI del rendimiento corporativo. Los equipos que descansan y desconectan no trabajan menos, trabajan mejor y por más tiempo. En un mercado volátil, la ventaja competitiva no está en correr más rápido hoy, sino en llegar más lejos mañana. Y solo las organizaciones que cuidan a su gente podrán hacerlo.
Por: Juan Guillermo Sandoval**El autor es MSc – PhD, profesor de la Facultad de Ciencias del Comportamiento de la Universidad de La Sabana y Director de la Maestría en Gerencia y Desarrollo de Personas.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Colombia.
Fuente: FORBES COLOMBIA
https://forbes.co/2025/10/09/red-forbes/salud-mental-y-desconexion-laboral-los-nuevos-kpi-de-la-productividad











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